La resaca eurovisiva está siendo más intensa de lo habitual con las evidencias de que el Gobierno de Israel intervino para arrasar en el televoto, Pedro Sánchez pidiendo la expulsión de esta delegación en la competición y hasta Belén Esteban llamando a que España no participe en Eurovisión el año que viene. Sin embargo, quedar primero en el concurso también tiene sus sombras... El país anfitrión no solo es el encargado de organizar el espectáculo, también tiene que pagarlo. Esto es algo que, con la victoria de JJ para Austria, en 2026 le va a tocar hacer a una emisora pública con problemas de liquidez.
De la alegría a la preocupación por pagar la cuenta. Si la alegría de la victoria de JJ con 'Wasted Love' la compartió toda Europa, aunque solo fuera por impedir que ganara Israel, la euforia fue doble en Austria. La última vez que el país centroeuropeo quedó primero en Eurovisión fue en 2014, con el 'Rise Like a Phoenix' de Conchita Wurst. Así que, en 2015, el festival se celebró en la ciudad de Viena. Aunque todavía no han elegido sede para 2026 pero, una vez pasada la alegría inicial, haber ganado también se ha convertido en un tema de preocupación para la delegación austriaca.
Cuando llevas tres años en recesión y te toca organizar Eurovisión. Como es habitual, la emisora pública ORF asumirá la mayor parte de los costos de organización del festival junto con la ciudad anfitriona. Sin embargo, no es ningún secreto que ORF atraviesa problemas económicos. Austria afronta actualmente su tercer año de recesión, algo que tiene a todo el país sumido en un momento de recortes y austeridad. De hecho, JJ fingió disculparse de inmediato tras recibir el micrófono de cristal : "¿Qué he hecho? Lo siento, ORF, va a salir caro". Incluso el ministro de finanzas, Markus Marterbauer, compartió en Instagram un que lo ponía diciendo haber votado por Suecia 3.000 veces para evitar los gastos de organizar el próximo concurso. A lo que añadió en su copy: "No fue suficiente..."
58 millones de euros le ha acabado costado a Suiza la victoria de Nemo. La cadena pública suiza SRF ha calculado que el coste total de la celebración del concurso de este año en sus fronteras ha sido de 60 millones de francos suizos (unos tres millones más de euros al cambio). De esa cantidad, 20 millones de francos los ha puesto SRF, 35 millones los ha asumido Basilea y solo 5 millones han corrido a cargo de la Unión Europea de Radiodifusión.
Austria se enfrenta a un 2026 de vacas flacas y dos ciudades ya se han negado a ser la sede. De este modo, el coste estimado para la ORF por la organización austriaca podría superar los 30 millones de euros que tendrá que poner en medio de una campaña de recortes de 325 millones de euros del gobierno austriaco. además, de ser un año en el que la emisora también tendrá que afrontar cuantiosas facturas por la cobertura de la Copa Mundial de fútbol masculino en Canadá, México y Estados Unidos, así como de los Juegos Olímpicos de Invierno en Italia. Por no hablar de que la potencial ciudad anfitriona, Viena, tiene actualmente una deuda de 11.900 millones de euros. Por otro lado, Salzburgo y Klagenfurt ya se han retirado como posibles sedes alegando infraestructura insuficiente y preocupaciones económicas.
Unidos por la música el turismo. No obstante, ser sede de Eurovisión también genera ingresos significativos para el anfitrión. Empezando con los cientos de periodistas y las decenas de miles de aficionados que se desplazan para asistir al festival y siguiendo con la publicidad turística que supone. La jefa de turismo del gobierno federal, Elisabeth Zehetner, desveló que el evento de 2015 generó 30 millones de euros de ingresos para Viena, atrajo a 100.000 visitantes y supuso un valor publicitario de cientos de millones de euros.
Foto de portada | Petit Angevin y Eurovision
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